Traducción española: Juan Martín, con la colaboración de Diego García
Navarro (EA4BW) y Alfonso Quiroga Ramos (EA1BK).(Archivo
histórico de la radioafición)
¿Qué significa para ti la Radioafición? ¿Qué significa
ser radioaficionado? ¿Qué imágenes se dibujan en tu mente cuando oyes estas
palabras? ¿Piensas en el código Morse, en la experimentación con equipos de
radio, o en las noticias sobre radioaficionados que envían mensajes tras algún
desastre natural como los terremotos?
Bien, en principio los radioaficionados se
ocupan de todas estas cosas por simple afición.
Procedencia diversa
Comunicación y experimentación: estas son las finalidades
de la radioafición y las motivaciones por las que gentes de todos los niveles
sociales se hacen radioaficionados.
Jóvenes y mayores, juntos disfrutan de la
emoción de encontrar e intercambiar ideas con personas de todo el mundo.
Es
casi imposible describir en palabras, la excitación que supone la construcción
de un equipo o la consecución de un nuevo circuito y luego conseguir que se
comporte como debe para incorporarlo como un perfeccionamiento más a la
estación.
Rey de
España, Juan Carlos, EA0JC
Don Juan Carlos de Borbón es Presidente de honor de la
Unión de Radioaficionados Españoles. La Casa Real autorizo a
la URE el uso del distintivo EA0JC durante el Concurso SM el
Rey de España 2014 SSB. Posiblemente esta habrá sido la
última actividad de EA0JC en las bandas.
Estas QSL vía EA4URE.
Cualquier otro QSO distinto a estas fechas via CECOM
[Centro comunicaciones Casa Real].
Toda estación de radioaficionado dispone de un distintivo o
indicativo de llamada
con el que se identifica. Los prefijos de estos
indicativos han sido atribuidos a nivel mundial por la Unión Internacional de
Telecomunicaciones.(ITU)
Por ejemplo, los indicativos de llamada cuyas primeras
letras son AA, AL, K, N o W pertenecen a Estados Unidos de América.
Uno de los
indicativos de llamada más conocidos en el mundo entero es W1AW que pertenece e
identifica a la estación de la American Radio Relay League
(ARRL), la
asociación norteamericana de radioaficionados y que se erigió en memoria del
fundador de esta asociación, Hiram Percy Maxim.
Los radioaficionados viven tan identificados con el
indicativo de llamada de su estación propia que casi siempre persona e
indicativos van íntimamente ligados en la mente de los amigos colegas.
Barry,
K7UGA, de Arizona ha «trabajado» (hablado con) miles de colegas en el aire. La
mayoría de ellos ignoraban que se trataba, nada menos, que del senador Goldwater de Estados Unidos.
El rey Hussein de Jordania es otro radioaficionado
al que se le conoce sencillamente por JYI entre todos sus amigos del éter.
Otro
tanto ocurre con el rey de España, Juan Carlos, EA0JC; con el ex presidente de
la república de Italia, Francesco Cossiga, cuyo indicativo de llamada es I0FCG.
Y al igual que coexisten reyes, políticos prominentes y artistas famosos en las
filas de la radioafición, éstas se nutren en su mayoría de personas de todos
los niveles sociales, de todas las edades, desde adolescentes hasta «mayores»
que sobrepasaron los ochenta años y que disfrutan con la radio. Y muchos
minusválidos cuya única fuente de diversión es la radio.
La electrónica, aparece rodeada de cierto halo de misterio
para la mayoría de la gente, a pesar de que tiene un papel primordial en la
vida cotidiana.
Un lego en la materia experimenta confusión ante palabras tales
como voltio, ohmio o amperio. Pero una vez que alguien explica con un lenguaje
llano los conceptos fundamentales, dichos vocablos pierden todo su ocultismo y
ya no inspiran temor alguno.
Construcción casera.
Aparecen radioaficionados en los lugares más
insospechados. El Dr. Peter Pehem, 5Z4JJ, es uno de los médicos volantes en
África. Vive en una pequeña aldea situada en la ladera septentrional del Monte Kilimanjaro, en
Kenia.
Se siente interesado por los satélites de radioaficionado pero no puede
dedicarles mucho tiempo durante su trabajo. ¡Pero en sus pocas horas libres
disfruta con fruición dedicándose a su «hobby» preferido y recibiendo el
aliento de cientos de personas esparcidas por todo el mundo!
Alguien regaló a Peter un viejo radioteléfono, una lámpara
de radio y un tramo de cable coaxial. A este material el doctor añadió algunos
tubos de aspirinas vacíos y un cristal de cuarzo procedente de la radio de su
avioneta.
En medio de la selva africana, logró construir un transmisor casero
con el que conversar con el mundo entero a través del satélite
OSCAR, el Orbiting
Satellite Carrying Amateur Radio. Peter demostró al mundo algo importante
con su equipo de construcción doméstica: no es necesario poseer el último
modelo de equipo comercial para pasarlo bien en el éter. Una verdad que los
recién llegados a la radioafición descubren todos los días.
Hubo un tiempo, hace muchos años, en la que no existía el
equipo comercial de radioaficionado. Los pioneros de la radioafición, que
iniciaron sus actividades hace más de 75 años, se esforzaron en descubrir
sistemas cada vez más eficaces para poder comunicarse entre sí.
Todos los
equipos fueron ineludiblemente de construcción casera y tuvieron la capacidad
suficiente para mantener las comunicaciones a lo largo de varios kilómetros.
Algunos de aquellos transmisores consistían simplemente en una sección de
alambre de cobre arrollado a lo largo de un tubo de cartón y unido
eléctricamente a unos pocos componentes básicos y a un alambre tendido que
servia de antena.
A menudo la comunicación sólo se podía establecer en un
sentido, con una estación transmisora que enlazaba con varias estaciones
receptoras. A través de los años los radioaficionados se han esforzado siempre
en tratar de descubrir la forma de transmitir mejor y lograr mayor alcance.
Todavía hoy en día se esfuerzan constantemente en mejorar sus comunicaciones
tratando de desarrollar y hacer progresar el arte de la comunicación
radioeléctrica.
Todo comenzó con algunos experimentos en los alrededores de
Burdeos, Francia, en 1894. El primer contacto por radio tuvo lugar en
1898 entre
la Torre Eiffel y el Pantheon, en París.
En 1899 el investigador e inventor
Guillermo Marconi logró enviar un mensaje por radio a través del Canal de la
Mancha.
Pero en realidad se puede decir que la Era de la
Telegrafía sin Hilos
comenzó un crudo día de diciembre de 1901 en unos barracones abandonados en
San Juan de Terranova (Canadá) donde Marconi consiguió captar una serie de
tres puntos, la letra S del código Morse, una señal que acababa de recorrer
los 3.600 kilómetros que separaban a Marconi de Cornwall, en Gran Bretaña.
Esta señal fue la culminación de muchos años de experimentación.
Más tarde Marconi puso en marcha una descomunal estación de
radio en Cabo Cod; algo muy distinto a lo que pueda imaginar cualquier
radioaficionado de hoy en día.
Constaba de un transmisor de chispa a base de un
motor con un rotor que hacía girar un descargador de un metro de diámetro,
capaz de transferir la potencia de 30.000 W a un amplio tendido de antena izado
a 60 m de altura y sustentado por cuatro torretas sobre las dunas de South
Wellfleet, Massachusetts, USA.
Hacia 1914 Marconi había logrado construir una estación con
sus correspondientes antenas para las transmisiones diarias a través del
océano Atlántico.
Los radioaficionados de otros países, cada vez más
numerosos y preparados, comenzaron a construir y operar sus propios
transmisores. Dado que el alcance de estas transmisiones todavía era muy
limitado, los radioaficionados idearon una serie de rutas del éter a través de
las cuales se retransmitían los mensajes.
La experimentación de radioaficionados ha existido siempre.
Las emisoras comerciales no empezaron a florecer hasta después de la Primera
Guerra Mundial.
Ello ocasionó una gran confusión en las ondas y para poner un
poco de orden en el éter, las administraciones de las distintas naciones, de
común acuerdo, asignaron unas determinadas bandas de frecuencias para usos
específicos. De esta manera los radioaficionados obtuvieron sus propias bandas
de frecuencia.
La continua experimentación a lo largo de los años trajo,
primero, los tubos o lámparas de vacío (válvulas de radio) y posteriormente
los transistores.
Los equipos de radio disminuyeron de tamaño a la vez que
resultaron más complejos. En los inicios de la radio el equipo era voluminoso y
pesado. A veces ocupaba una habitación entera para lograr lo que ahora se puede
hacer con el contenido de una pequeña caja metálica del tamaño de un
maletín.
Ya es una tradición que los radioaficionados sirvan a su
país siempre que es necesario. Cuando ocurren desastres nacionales, los
radioaficionados siempre están dispuestos a prestar ayuda con su tecnología y
habilidad personal.
Si los canales normales de las comunicaciones se ven
interrumpidos por alguna catástrofe, los radioaficionados aportan un sistema de
comunicaciones de emergencia con las zonas afectadas.
Asimismo colaboran
desinteresadamente en la ayuda y salvamento de barcos en peligro, en la
organización del suministro de medicinas allí donde haga falta, como tras un
terremoto, por ejemplo, en procurar las comunicaciones durante y después de los
huracanes, tifones y riadas.
Todo radioaficionado es consciente de su deber y
responsabilidad de aportar las comunicaciones de emergencia ante cualquier
desastre que las haga necesarias y para estar bien preparado suele realizar
ejercicios de entrenamiento.
En septiembre de 1985, un tremendo terremoto hizo estremecer
a la ciudad de México y dos días después se produjo otra sacudida más
pequeña, pero no menos terrorífica.
Amigos, parientes e interesados temían
por las personas del área afectada. Todos ellos buscaban noticias sobre la
situación en la ciudad de México.
¿Por qué razón acudieron a los
radioaficionados en demanda de ayuda?
Históricamente los radioaficionados siempre
han prestado su esfuerzo desinteresado para conseguir la información vital desde
y para las zonas afectadas por un desastre.
El terremoto de México de 1985 destruyó todos
los medios de comunicación, especialmente con las zonas rurales, y la
radioafición fue la única vía por la que las noticias del desastre pudieron
llegar al resto del mundo.
Cientos de radioaficionados pasaron días y
noches en vela frente a sus aparatos indagando noticias de personas y de las
condiciones de supervivencia en las zonas más afectadas. Sólo descansaron y
volvieron a sus tareas habituales cuando se hubieron establecido las
comunicaciones regulares.
Los radioaficionados siempre están dispuestos a prestar
servicio en caso de necesidad, aunque el desastre ocurra al otro lado del mundo.
No hay distancias para la radioafición.
Recordemos el fuerte terremoto que
asoló Italia en 1980. Los radioaficionados de Estados Unidos de América
pasaron días enteros frente a sus estaciones recibiendo y transmitiendo
información acerca del desastre y de los afectados.
Las estaciones
de radioaficionados norteamericanas e italianas
retransmitieron miles de mensajes a familiares y allegados.
Quienes se vieron en el trance de tener algún familiar,
pariente o amigo en la zona siniestrada acudieron
esperanzados a los radioaficionados para indagar noticias
acerca de la supervivencia y la salud de sus allegados.
Echar una mano
La radioafición no pone barreras a los minusválidos. Gente
que no pueden andar, ver o hablar obtienen su licencia de radioaficionado por
medio de exámenes especiales y consiguen comunicarse con sus amistades locales
o de cualquier parte del mundo a través de su propia estación de radio dotada
de los medios necesarios para permitirles su manejo.
La mayoría de los
radio clubs locales se ofrecen a dar clases a cualquier minusválido que lo
requiera y a concienciarle de las posibilidades que le ofrece la radioafición.
Prácticamente todas las administraciones del mundo facilitan exámenes
especialmente preparados para los minusválidos.
Una vez que obtengas la licencia de radioaficionado, podrás
unirte a miles de colegas que te aguardan en el éter. Comenzarás a
experimentar en carne propia la emoción de la radioafición.
Según las
frecuencias que te autorice a utilizar la clase de tu licencia, podrás
comunicar tanto con otros colegas de tu localidad como a lo ancho de todo el
mundo.
Podrás hablar ante el micrófono utilizando las modalidades de banda
lateral única (BLU o SSB) o de frecuencia modulada (FM). Podrás experimentar
el raro encanto de utilizar el código Morse (CW) para entenderte universalmente
con las personas con las que no tengas ningún idioma común.
Y si te sientes
inclinado hacia las técnicas del progreso, podrás comunicar por radiopaquete o
por radioteletipo a través de un ordenador. Todo esto se está llevando a cabo
en segmentos de las bandas de frecuencia mundialmente asignadas a los
radioaficionados.
En tu primer contacto, probablemente tratarás de sintonizar
tu transceptor en busca de una estación que se halle llamando
«CQ» (llama a
general dirigida a todo aquel que se halle a la escucha y desee establecer una
comunicación con la estación que lanza la llamada).
O tal vez hayas quedado
con un amigo en hora y frecuencia determinadas para ver si te oye y te ayuda a
realizar tu primer comunicado (amigo que se convertirá en tu «padrino» para
siempre, dentro de la radioafición).
O tal vez seas más valiente de lo que
suponemos y te atrevas a lanzar tu propia llamada CQ y de golpe... ¡Oirás tu
propio indicativo cual si regresara del éter! ¡No hay palabras para describir
la emoción que esto produce!
Desde Dios sabe dónde, alguien estará repitiendo
tu propio indicativo para hacerte saber que ha oído tu llamada y que desea
establecer una conversación contigo.
Cada vez que envíes una llamada CQ te preguntarás
interiormente quién te va a oír y quién te contestará. Lo mismo podrá ser
un colega de la población vecina que un colega de allende los mares, de un
país muy lejano. Comprobarás como el mundo entero está lleno de
radioaficionados que desean hablar contigo. ¡Es emocionante y pone la carne de
gallina!
Son muchas las cosas maravillosas que puedes hacer como nuevo
radioaficionado. Cuando ya lleves algún tiempo saliendo al aire, se te
reconocerá como uno de los operadores habituales de la banda.
Te asombrará la
cantidad de nuevos amigos que habrás conocido por radio y de cuánta gente te
reconocerá a través del éter. En este medio se han hecho innumerables
amistades que han durado toda la vida.
Pronto intercambiarás tarjetas
QSL (tarjetas postales
especiales) para confirmar por escrito los contactos efectuados con otros
colegas. Sirven como prueba fehaciente de haber realizado un determinado
contacto por radio dentro de las condiciones exigidas para la obtención de los
diplomas que otorgan las asociaciones nacionales e internacionales u otras
organizaciones paralelas.
La expresión QSL pertenece al código Q, es una
«señal Q» o abreviatura internacionalmente reconocida que utilizan los
radioaficionados y muchos otros servicios de telecomunicaciones como herramienta
de entendimiento universal.
Existe cierta intriga sobre el
DX (comunicados a larga
distancia) que atrae a un gran número de radioaficionados. Hablar con colegas
de otros continentes constituye una emocionante experiencia. ¡Aunque todo
colega transcontinental no es mas que un ser como tú que gusta de descubrir
otras gentes y lugares!
Si disfrutas con pequeñas competiciones,
quizás te apasiones por los concursos.
Consisten en comunicar con el mayor número e estaciones de radioaficionado de
cuantas más zonas geográficas puedas durante un período de tiempo determinado,
más o menos.
Puede decirse que cada fin de semana se
celebra uno o más concursos en alguna de las modalidades habituales. En muchas
ocasiones estos concursos ofrecen la oportunidad de comunicar con nuevos países
que cuesta mucho captarlos de ordinario y si se opera en Morse, los concursos
tienden a facilitar la práctica para el aumento de la velocidad en el manejo del
código.
No hay duda de que los concursos agilizan la
habilidad operativa de quienes participan en ellos, además de proporcionar
diversión.
Otras modalidades
Además de la fonía (voz) y la telegrafía (Morse), puedes
investigar determinadas modalidades especiales, más exóticas y modernas.
Hallarás a continuación una breve descripción de las mismas.
Con la televisión de barrido o exploración lento
(SSTV)
los radioaficionados se intercambian imágenesfijas, una imagen a la
vez.
En unos ocho segundos el haz luminoso explora la pantalla televisiva y
forma una imagen completa (el televisor doméstico explora de 25 a 30 cuadros
completos por segundo).
Las imágenes de la SSTV se parecen a las fotografías
de la Luna o de Saturno que, retransmitidas desde el espacio exterior, hemos
podido ver en ocasiones.
Las imágenes SSTV se transmiten a cualquier parte del
mundo por medio de los transmisores de onda corta de los radioaficionados. En
realidad los radioaficionados fueron los primeros en divulgar a todo lo ancho
del mundo las primeras fotografías del planeta Marte en imágenes de SSTV.
El facsímil (fax) es el medio de transmitir dibujos, mapas y
gráficos. Incluso es posible entablar juegos de salón en el aire mediante la
transmisión de imágenes fax de cada movimiento de las piezas del juego. Las
agencias de prensa transmiten fotografías desde cualquier lugar sirviéndose
del fax (también denominado telefax).
Con la transmisión por radioteletipo
(RTTY) el
radioaficionado puede mecanografiar un mensaje y enviarlo a través del éter
hasta una estación amiga de Dios sabe dónde.
Y aunque ocurra que el titular de
dicha estación de destino se halle ausente, su propio radioteletipo estará
probablemente preparado para almacenar el mensaje en una memoria hasta su
regreso. En un principio los sistemas de radioteletipo utilizaban máquinas
electromecánicas muy ruidosas, muy escandalosas.
En la actualidad los
radioaficionados suelen servirse de los ordenadores personales como radioteletipos, de manera que los mensajes se reciben en silencio y se muestran
escritos en una pantalla de televisión en lugar de inscribirse en rollos de
papel. Por supuesto, también se pueden utilizar las impresoras de ordenador.
El radiopaquete constituye el sistema más moderno para el
intercambio de información (datos) entre ordenadores; es un sistema capaz de
enlazar máquinas entre sí.
Resulta especialmente indicado para la
retransmisión de mensajes a través de redes locales, nacionales o
internacionales; mensajes que pueden permanecer memorizados hasta que los
reclame la estación a la que van destinados.
Satélites de radioaficionado Los radioaficionados tienen sus propios satélites
artificiales, por medio de los que pueden hablar con cualquier otro lugar del
mundo. Los satélites OSCAR (Orbiting Satellites Carrying Amateur Radio)
han estado orbitando la Tierra desde el año 1961 y los radioaficionados los han
utilizado para comunicarse con todo el orbe en fonía, Morse, radioteletipo y
radiopaquete.
Algunas escuelas utilizan los satélites OSCAR para la
enseñanza de las ciencias y de las matemáticas. No se precisa licencia alguna
para escucharlos y de aquí que muchos estudiantes oigan las comunicaciones de
los radioaficionados a través de un satélite OSCAR.
Todo lo necesario para
ello es disponer de un receptor y de una antena apropiada para introducir a los
estudiantes en el sorprendente mundo de la tecnología espacial.
Los
radioaficionados de muy diversas naciones unieron sus esfuerzos para la
construcción de los OSCAR. Con un peso inferior al del receptor de TV
doméstico y alimentados por medio de baterías solares, los OSCAR retransmiten
de vuelta a la Tierra, a estaciones situadas en otras latitudes, las señales
«ascendentes» de los transmisores de los radioaficionados.
Podrás operar en cualquiera de estas emocionantes
modalidades tan pronto como te conviertas en un radioaficionado a través de la
obtención de la licencia. ¡Dedica todo el tiempo necesario para conocer toda
la aventura que representa la radioafición!
Cuando sintonizas tu emisora favorita en el receptor de
radio, seleccionas un punto específico en el dial de dicho receptor. A lo largo
del dial existen multitud de estaciones y cada una de ellas ocupa una pequeña
parte, un lugar determinado, en el espectro de las «ondas electromagnéticas».
En otras partes del espectro se hallan las microondas, los rayos X, los rayos
infrarrojos, los rayos ultravioleta y las ondas de la luz. El que sean una u
otra cosa depende de su frecuencia, ya que todas son vibraciones del éter.
Surge la pregunta lógica de quién determina la parte del
espectro en que se hallan las estaciones de radioaficionado y en qué lugar del
mismo se encuentra la estación de radiodifusión favorita. La respuesta tiene
varias partes.
Las señales de radio viajan hasta los últimos confines del
mundo, de manera que es imprescindible cierto orden para evitar el caos en las
bandas.
Existen muchos servicios de radio que necesitan una porción
de espectro y entre ellos se incluyen los servicios de radiodifusión sonora y
televisiva, el servicio móvil terrestre, marítimo y aeronáutica, los
servicios vía satélite y, por supuesto, el servicio de radioaficionado.
Los
representantes de las naciones miembros de la ITU se reúnen periódicamente, se
ponen de acuerdo y deciden las bandas de frecuencia que se destinan a cada uno
de los servicios según las posibilidades y las necesidades de los mismos.
El
proceso tiene lugar en las WorldAdministrative Radio Conferences
(WARC) o
Conferencias Administrativas de Radio Mundiales (CARM).
En el caso de la radioafición, la ITU ha reconocido la
inestimable contribución de los radioaficionados en momentos de emergencia o
desastres. En la CARM que tuvo lugar en el año 1979 el servicio de
radioaficionado obtuvo la adjudicación de varias nuevas bandas de frecuencia.
La ITU procede a la asignación internacional de las bandas
de frecuencia con carácter general y, posteriormente, cada gobierno en
particular decide la mejor forma de distribuir y particularizar los servicios
bajo su jurisdicción en las bandas de frecuencia asignadas por la UIT.
Para la concesión de la autorización que permita emitir
señales de radio es preciso cumplir ciertos requisitos establecidos por cada
Administración en particular.
La legislación internacional
(Radio
Regulations) establece que «Cada Administración deberá tomar las medidas
pertinentes que juzgue necesarias para comprobar lapreparación técnica
y operativo de las personas que aspiren a operar los aparatos de una estación
de radioaficionado».
A nivel mundial este precepto toma la forma de un examen
que abarca las materias relacionadas con la legislación, la teoría fundamental
de la radio, las prácticas operativas y también, en muchos casos, el
conocimiento del código Morse.
Este libro tiene, entre otros, el propósito de
preparar para la superación del examen que permite obtener la primera licencia
de radioaficionado.
El artículo 1, apartado 3.34 de las
Radio Regulations
de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones se define el Servicio de
Radioaficionado como: «Un servicio de radiocomunicación con el propósito de desarrollar
la habilidad personal, la intercomunicación y las investigaciones técnicas
llevadas a cabo por aficionados, es decir, por personas debidamente autorizadas
interesadas en la radiotécnica sin afán de lucro». En
estas pocas palabras se comprende todo el fundamento del servicio de
radioaficionados.
Además, la Resolución nº 640 de las mismas
Radio
Regulations reconoce que: «dada su amplia distribución y su demostrada
capacidad, las estaciones del Servicio de Radioaficionado se podrán utilizar
como asistencia a las necesidades perentorias de las comunicaciones»...
«respecto a las operaciones de auxilio en las catástrofes nacionales».
Los
radioaficionados siempre se han destacado por su habilidad para desarrollar
comunicaciones de emergencia y de salvaguarda de la vida humana.
Las redes de
comunicaciones normales casi siempre se interrumpen durante los huracanes,
terremotos, tornados, accidentes aéreos y demás desastres.
El Servicio de Radioaficionado suele ser el
único que prevalece como medio disponible para conectar el mundo exterior con el
lugar afectado.
Tanto la Cruz Roja como otras entidades de
protección civil confían plenamente en los servicios voluntarios de los
radioaficionados.
La radioafición es un medio de enseñanza técnica para la juventud.
Realiza investigaciones técnicas y científicas en el campo de las
radiocomunicaciones.
Proporciona auxilios en los casos de desastres naturales.
Contribuye a las buenas relaciones y a la amistad internacional.
La radioafición constituye un valioso recurso nacional, especialmente en
los países en vías de desarrollo.
Determinadas administraciones permiten que los
radioaficionados vayan más allá de las comunicaciones de emergencia y puedan
cursar tráfico restringido de naturaleza no comercial, de y para el público en
general.
Esto puede significar la ayuda en carretera, aportar las comunicaciones
en la coordinación de los actos públicos como carreras y reuniones deportivas
o el intercambio de felicitaciones y saludos en fechas señaladas.
El Artículo 32 de las
Radio Regulations dice:
«Se prohíbe terminantemente la utilización de estaciones de radioaficionado
para la transmisión de comunicaciones internacionales en beneficio de
terceros».
Pero añade a continuación: «Cuanto antecede puede verse
modificado por acuerdos especiales entre las administraciones de las naciones
interesadas».
En realidad existen estos acuerdos entre naciones americanas y
algunas naciones en otras partes del mundo. Conviene comprobar en las leyes
nacionales de cada país si está autorizado el tráfico a terceros, nacional o
internacional.
El gran día llegó por fin. Has recibido tu licencia o el
diploma para operar la estación de radioaficionado y, como orgulloso titular de
la misma, a buen seguro que no se tardará en salir al aire. ¡Probablemente no
habrá sosiego hasta realizar el primer contacto! Habrá llegado el momento de
poner en práctica todo lo que se estuvo aprendiendo para superar el examen y
conseguir la licencia.
Pero lo primero es lo primero. Convendrá cerciorarse de si
la Administración nacional permite el uso de una fotocopia de la licencia como
prueba de que se es radioaficionado o exige el original.
En el primer caso, tal
vez se prefiera enmarcar el original de la licencia junto a la estación y
llevar una fotocopia en la cartera para el uso de sus atribuciones en móvil o
para operar la estación de algún otro colega, siempre debidamente documentado.
Algunas administraciones otorgan los indicativos en un orden
sistemático. Es decir obtendrás el siguiente indicativo que corresponda
alfabéticamente.
Ciertas administraciones con un número de radioaficionados
reducido permiten la elección individual entre los distintivos de llamada
disponibles y en ellas muchos radioaficionados solicitan las letras del sufijo
que se corresponden con sus propias iniciales.
Una vez en posesión del indicativo, lo
mantendrás generalmente de por vida (a menos que se cambie el domicilio a otro
distrito, expire la licencia o sea revocada por la autoridad).
Según sean las
leyes internas de la administración nacional, será necesario cambiar el
indicativo de llamada o parte del mismo al trasladar la residencia de la
estación a otra zona o distrito de llamada.
Opera de modo legal y ético; da tal ejemplo de operación que te
haga sentir orgulloso.
Para conseguir este objetivo es preciso familiarizarse
con las prácticas operativas básicas, tanto legales como técnicas. Se debe
aspirar al dominio operativo de todas las modalidades que se pongan en práctica.
Tanto si es preceptivo como si no (depende de
las administraciones nacionales) la mayoría de radioaficionados llevan un
meticuloso registro de las actividades de su estación.
Para ello utilizan el
«Libro de Guardia» o «Libro Diario» en el que anotan fechas, indicativos de
llamada, nombre y localidades de la estaciones corresponsales con las que
establecieron comunicación, y cuantos más detalles creen convenientes.
Cuando se
confirman los contactos por medio de las tarjetas QSL, el libro diario resulta
excelente para documentar estos intercambios. El libro diario siempre es la
historia escrita de la estación propia que perdura por más años que transcurran.
El artículo 32 de Radio Regulations
dice textualmente: «Durante el curso de una transmisión,
la estación de radioaficionado deberá emitir su indicativo de llamada a cortos
intervalos».
Los reglamentos nacionales pueden ser algo distintos respecto a la
obligatoriedad y periodicidad de identificarse en las transmisiones.
Ciertos
gobiernos requieren que toda transmisión se identifique por medio del
indicativo de llamada de la estación a la que se está llamando o con la que se
está comunicando, seguido del indicativo de la estación propia que realiza la
llamada.
Otros gobiernos requieren exclusivamente la identificación al comienzo
de cada transmisión y/o al final del contacto y/o periódicamente, como por
ejemplo una vez cada diez minutos, durante el transcurso de una comunicación
larga.
Operativamente, es importante que cualquier otra estación pueda conocer
la identidad de la estación que está transmitiendo dentro de un tiempo
prudencial de estar oyéndola.
Los reglamentos prohíben las señales o comunicaciones no
identificadas (las que no transmiten el indicativo de llamada). Conviene, pues,
estar seguro de que se comprenden y se cumplen bien los preceptos y los
procedimientos de identificación de la estación propia.
He aquí un ejemplo de cómo se identifica una estación de
radioaficionado.
Supongamos que dos estaciones, KA9OLS y KB1MW operan bajo los
reglamentos de Estados Unidos de América que exigen la identificación de las
estaciones cada diez minutos y al final de cada contacto.
Las estaciones citadas
han estado comunicando durante 45 minutos y están a punto de finalizar su
contacto. Cada una de las dos estaciones ya ha transmitido su indicativo de
llamada un mínimo de cuatro veces (una cada diez minutos, de acuerdo con la
reglamentación USA).
Pero cada una de ellas debe transmitir una vez más su
indicativo al finalizar el contacto, lo cual significará la transmisión del
indicativo cinco veces en total durante el transcurso del QSO (QSO significa la
comunicación con otro colega, en el lenguaje del radioaficionado).
Si el QSO hubiera durado tan sólo 8 minutos,
cada estación hubiera estado obligada a transmitir su indicativo de llamada una
sola vez (al final de la comunicación). En Morse, la
identificación propia toma la forma DE KA9OLS.
En el ejemplo anterior no se transmitió la identificación
al comienzo de la comunicación por no requerirlo así el Reglamento de Estados
Unidos, pero otras administraciones pueden exigir la identificación de la
estación al comienzo de toda transmisión y a intervalos de duración distinta.
Los reglamentos varían en pequeños detalles de una a otra nacionalidad y es
preciso saber bien el procedimiento legislado en el país propio.
Nada impide la mayor abundancia de
identificación cuando así se crea conveniente al objeto de facilitar la
comunicación, por ejemplo en una banda muy poblada o muy interferida.
Convendrá
escuchar y prestar atención a cómo se identifican las estaciones nacionales en
las bandas de radioaficionado.
¿Con quién se puede hablar una vez en
posesión
de la licencia? Se puede hablar con las estaciones de radioaficionado de todo el
mundo que se capten en cualquier momento del día o de la noche.
Por supuesto que esto
incluye a todos los colegas de los países extranjeros a menos que la
Administración nacional lo hubiese prohibido expresamente o hubiera impuesto
alguna restricción específica.
(Todavía existen, por desgracia, algunos
países del mundo cuyo gobierno no permite la radiocomunicación con gentes de
otras nacionalidades.)
También cabe el que la Administración propia
autorice la radiocomunicación con estaciones determinadas que no pertenezcan al
servicio de radioaficionado; por ejemplo, el intercambio de mensajes con
determinadas estaciones militares o con estaciones de los organismos de seguridad,
como Protección Civil, Cruz Roja, etc.
La radioafición es un servicio de comunicaciones de doble sentido y de aquí que
ninguna estación de radioaficionado
pueda transmitir información destinada a ser recibida por el público en general.
Igualmente existen ciertas restricciones respecto a la difusión de una sola vía
de información de interés general, incluso para el exclusivo ámbito de los
propios radioaficionados, con sus correspondientes excepciones.
Por ejemplo, las radiobalizas y las clases de prácticas del código Morse son
transmisiones de radioaficionado de una sola vía que generalmente están
autorizadas mundialmente.
Los enlaces por radio del servicio de radioaficionados no pueden
tener ningún carácter comercial y se han de llevar a cabo entre estaciones del
propio servicio de radioaficionado «exclusivamente con
contenido personal y sin ningún interés pecuniario», según la Sección 3.34 del
Artículo 1 del Reglamento Internacional.
El vocablo «pecuniario» se refiere a cualquier clase de
remuneración. Esta definición indica clara y terminantemente que ninguna
estación de radioaficionado puede radiar o mantener tráfico comercial y esto no
sólo es de aplicación a los intereses personales, sino a la conveniencia de
cualquier otra persona.
También significa que no se puede aceptar remuneración
alguna por la transmisión de tráfico de terceros allí donde se halle
autorizado dicho tráfico; no tan Sólo dinero, sino incluso cualquier clase de
compensación, incluidos materiales o servicios.
Las estaciones de radioaficionado no pueden transmitir
música. Está prohibido utilizar un vocabulario obsceno, indecente o
irreverente. No está autorizada la utilización de códigos o cifrados que
oculten el significado de la transmisión.
Esto último significa que no es
legal la utilización de un código «secreto» para comunicarse con un amigo a
través del éter.
Ningún radioaficionado debe causar
interferencia
maliciosa (intencionada) a ninguna otra radiocomunicación. Puede ocurrir
que a uno no le guste la práctica operativo de otro colega o que crea que
aquél está operando fuera de la ley, pero ni aun así se tiene el derecho de
interferir su comunicación.
El radioaficionado no debe transmitir jamás
señales
falsas o engañosas, como las llamadas de socorro cuando no existe realmente
una emergencia.
No se pueden, por ejemplo, lanzar llamadas «MAYDAY»
(señal internacional de fonía en demanda de auxilio inmediato) a menos que
realmente exista una situación que amenace la vida humana (y aun así, bueno
será saber lo que dispone al respecto el reglamento nacional de cada país).
Existe una filosofía acerca del comportamiento del
radioaficionado en el aire cuyo origen se pierde en la historia de la propia
radio y que sobrevive en la actualidad con la misma fuerza que en los tiempos
heroicos.
Se trata de la
actitud y aptitud de los radioaficionados para cuidar y
vigilar por sí mismos el cumplimiento de las normas en las bandas propias.
A lo
largo de los años los radioaficionados se han distinguido por su capacidad para
velar por el orden en la práctica operativo y en el desarrollo de las
habilidades técnicas.
Es una tradición que debe continuar y que probablemente
se fundamente en el orgullo de las cosas bien hechas, de camaradería y de
preocupación por el bien que siempre ha distinguido al radioaficionado de todos
los tiempos. Para muchos, la radioafición es mucho más que un mero pasatiempo.
Como futuro o ya como nuevo radioaficionado, uno comienza a
descubrir los vastos horizontes que le ofrece su nueva afición y, poco a poco,
se va dando cuenta de la formidable herencia que tiene por delante para
respetarla y disfrutarla de inmediato.
Hay que dejar que este sano orgullo se
apodere de uno y esforzarse en cumplir con el Código
del Radioaficionado.
CONSIDERADO... y nunca opera su estación de
modo que pueda molestar a los demás.
LEAL... y siempre está dispuesto a
ofrecer su lealtad, su ánimo y su
ayuda a los colegas que lo
necesiten, a los radio clubes
locales y a la Asociación Nacional
miembro de la Internacional Amateur
Radio Union (IARU) que le representa
ante su propia Administración y ante
los organismos internacionales.
PROGRESIVO... procurando mantenerse al día de
los avances tecnológicos con una
estación moderna y eficiente que se
esfuerza en manejar impecablemente.
AMIGO DE TODOS... y opera despacio y con paciencia cuando es
necesario; aconseja y apoya al principiante y
siempre presta su asistencia, cooperación y
consideración a los intereses de los demás. Este
es el estilo del verdadero radioaficionado.
DISCIPLINADO... la radio es su diversión favorita y jamás
permite que le distraiga de sus deberes
familiares, laborales, escolares o sociales.
PATRIÓTICO... su estación y sus conocimientos siempre
están listos para servir a su patria y a la
comunidad que le rodea.
El Código del Radioaficionado original se debió
a Paúl M. Segal, W9EEA, quien lo escribió en
1928.
La versión moderna aquí incluida se adoptó
por la IARU, Región 2 (Las Americas) en la
reunión de Orlando, Florida (USA), en septiembre
de 1989.