AL GROSS
Inventor del WALKIE TALKIE y la CB
(Banda
ciudadana)
A la pagina Radio Club
Los Buhoz
Durante una excursión en barco por los Grandes
Lagos, en 1927, las
comunicaciones de radio sin antena fija se convirtieron en una obsesión en
el interior del corazón y la mente
de un chiquillo de 9 años de edad.
Esto fue la génesis de las comunicaciones amateur y
de la dedicación e
innovación durante toda una vida para el padre de la CB Al Gross.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, Gross desarrolló un Walkie-Talkie de
alta frecuencia. Además de esto, desarrolló también aparatos como el
paginador de bolsillo (o "beeper"), la primera calculadora
digital de bolsillo a pilas, el fusible de antiproximidad de aviones y un
prototipo de radio amateur que aparecía en las tiras de cómic de Dick
Tracy.
Durante el Conflicto, trabajó junto con la OSS (una filial de la CIA)
para desarrollar un compacto y transportable radio transceptor que se
empleó para las operaciones clandestinas tras las líneas del enemigo, y
concretamente para la comunicación entre los comandos de tierra y los
pilotos. Esta operación secreta fue desclasificada (como "top
secret") en 1976.
Tras la guerra, el señor Gross se montó su propia compañía con el fin
de manufacturar y comercializar sus invenciones. Colaboró con la FCC para
desarrollar las Normas de regulación y recibió él mismo la primera
distinción de Producto Aprobado FCC para sus transceptores de radio
personales, y más adelante, para sus "beepers".
Gracias a una inteligente política de marketing, se estableció el primer
mercado comercial para las radios amatéur. Y hoy en día, su tecnología
de la radio personal, incorporada en teléfonos inalámbricos y celulares,
walkie-talkies, radios CB y el beeper, es empleada por millones de
personas en todo el mundo.
En sesenta y cinco años, las comunicaciones personales vía radio han
evolucionado de los walkie-talkies de campaña a los ordenadores -desde el
hobby de un chiquillo a un canal vital de comunicaciones para servicios de
emergencias, negocios y ocio.
Así que ahora ya conocemos quién es el directo responsable de que nos lo
pasemos tán bien en el éter, y por consiguiente merece todo nuestro
reconocimiento. Que esta escueta reseña sirva pues como nuestro personal
homenaje a Al Gross. ¡Gracias, Maestro! ¡Olé! |
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